Pelamos y cortamos a cuadraditos 2 de las manzanas. En una cazuela las ponemos junto con los 50 gr de mantequilla y los 50 gr de azúcar moreno y el aroma de vainilla. Las dejamos pochar durante 15 minutos a fuego suave. Reservamos por un lado el almíbar que se habrá formado y por otro la manzana escurrida en un colador.

En el bol de la amasadora con el accesorio de las varillas batimos los huevos con los 130 gr de azúcar hasta que blanque.

Añadimos poco a poco y sin dejar de batir los 90 gr de mantequilla.

En un bol tamizamos la harina, la canela, la levadura y la sal. Y lo vamos integrando poco a poco en el bol de la amasadora.

Sacamos el bol y añadimos las manzanas reservadas y las mezclamos con una lengua. También añadimos las nueces picadas.

Camisamos un molde con mantequilla y harina y ponemos la masa en él.

Descorazonamos la manzana que nos queda y con una mandolina cortamos láminas muy finas que disponemos por encima de la masa haciendo dobleces para que quede más rústico.

Disponemos también las láminas de almendras y si nos queda alguna nuez y un poquito de azúcar moreno.

Horneamos a 180° hasta que esté hecha. Si veis que se dora mucho la manzana y aún no está, la tapamos con papel de aluminio.

Sacamos y dejamos enfriar.

Mientras, ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua y en un cazo ponemos el líquido reservado de las manzanas, y los 50 gr de azúcar y 50 gr de agua. Hervimos y dejamos que se forme un almíbar.

Sacamos del fuego y añadimos la gelatina y mezclamos hasta que se disuelvan. Dejamos que se enfríe un poco y que coja cierta textura y la repartimos por encima del bizcocho con un pincel para que brille un poco y tenga más sabor.

Dejamos reposar y listo. Si la calentamos un poco a la hora de servir y acompañamos con helado de vainilla, genial! Sino, con un poco de azúcar glass o sin nada, buenísima también!