Primero tamizaremos 3 veces las dos harinas juntas y reservaremos.

Separamos las claras de las yemas, poner en un bol grande las claras junto con la pizca de sal, el gasificante o el crémor tártaro y montar a punto de nieve. A medio montar añadir 3/4 partes del azúcar y seguir batiendo hasta tener un merengue firme y brillante, reservamos.

En otro bol ponemos el queso crema con la leche templada y la mantequilla en pomada, batimos bien para obtener una mezcla uniforme.

Seguidamente añadir la cuchara de limón, cuchara de esencia de vainilla, ralladura del limón, las 6 yemas y el resto del azúcar. Batir hasta que los ingredientes queden bien integrados.

Añadir a esta mezcla la harina que teníamos tamizada, poco a poco con varillas manuales y sin dejar grumos, tiene que quedar todo bien integrado.

Una vez que tengas una crema homogénea, con los ingredientes bien mezclados y sin grumos, añadir las claras que tenemos bien montadas, poco a poco y con movimientos envolventes para evitar que éstas bajen.

Tendremos el horno precalentado a 160 ºC. Preparamos el molde que vayamos a utilizar untándolo con mantequilla, verter la mezcla.

Esta tarta es al baño maría, por lo que tendremos preparado otro recipiente con agua caliente y que cubra la mitad del molde, ponemos el molde dentro del agua y horneamos a 160º C durante 50 minutos aproximadamente, comprobamos pinchando con palillo y si ya esta dejamos dentro del horno con la puerta cerrada durante 1 hora y media para que se vaya enfriando lentamente, sacar del horno y dejar enfriar por completo.

Desmoldar en el plato o fuente de presentación y decorar al gusto, se puede acompañar de mermelada o como en mi caso de dulce de leche y a disfrutar de una tarta que te dejara sin palabras.