Primero vamos a preparar el relleno y para ello blanqueamos los dientes de ajo en agua hirviendo durante dos minutos. Refresca los ajos con agua fría y pélalos. Vierte el aceite de oliva en una sartén pequeña a fuego medio, cuando este caliente añade el ajo y saltea un minuto con cuidado que no se quemen.

Añade el agua y el vinagre balsámico y cuando hierva agrega el azúcar, la sal, la pimienta y el romero. Baja el fuego al mínimo y deja cocer durante 5 minutos, el ajo estará blando. Sube el fuego y deja reduciendo el líquido hasta que sólo quede un poco con consistencia de jarabe. Introduce el ajo en un cuenco, añade el jarabe y resérvalo mientras realizamos la masa.

Mezcla todos los ingredientes de la masa en un bol, tiene que quedar una masa muy húmeda y déjala reposar 15 minutos dentro del bol y tapada con un paño.

Pasado el tiempo levanta una buena porción de masa con la palma de la mano plegándola sobre si misma desde el borde del bol hacia el centro, iremos rodeando todo el bol. Dejamos reposar la masa durante 5 minutos y volvemos a repetir los pliegues. Volvemos a reposar otros 5 minutos y hacemos los últimos pliegues. Haremos en total tres series de pliegues dejando 5 minutos de reposo entre cada uno de ellos.

Después de la última serie de pliegues dejamos reposar 20 minutos. Volcamos la masa sobre la mesa enharinada y extiéndela hasta lograr un rectángulo de 2 cm de grosor aproximadamente.

Esparce el relleno uniformemente y pliega la masa del extremo exterior hacia dentro hasta la mitad y el extremo más cerca de nosotros hacia dentro hasta la mitad. Gira la masa 90 grados y repite los pliegues.

Corta la masa en rodajas y disponla sobre la bandeja del horno con papel vegetal y con el corte hacia arriba.

Déjala fermentar de 15 a 20 minutos y hornéala a 250 grados con mucha humedad durante 5 minutos. Baja la temperatura a 180 grados y hornéala de 35 a 40 minutos hasta que esté dorada. Espero que os guste el resultado.