En primer lugar y que es muy importante, poner atención a lo que os voy a explicaros. Para pelar los ajos frescos, os recomendo que os pongáis unos guantes porque el aceite que va a desprender los ajos, es muy corrosivo y os puede dañar las yemas de los dedos e incluso, puede llegar a que os salgan unas ampollas en las yemas de los dedos causando un dolor intenso que puede durar varias horas como me ocurrió a mi hace unos años.

Estos son los ingredientes. En primer lugar, nos ponemos los guantes y pelamos los ajos.

Seguidamente Pelamos el jengibre, lo troceamos y troceamos también los ajos del mismo tamaño todo.
A continuación, cogemos una picadora y añadimos la mitad de los ajos y el jengibre.
Seguidamente, le metemos el brazo de la picadora y picamos durante unos segundos sin llegar a triturar.

Una vez picado, le añadimos el resto encima del que ya hemos picado.
A continuación, le metemos el brazo de la picadora y esta vez, picamos durante treinta segundos para que nos quede picado de forma homogénea.

Una vez picado todo, le añadimos las semillas de cilantro ya molida con antelación, la media cucharadita de cebolla en polvo y las dos cucharaditas de aceite de oliva virgen extra. El aceite es para que se mantenga en perfecto estado durante varios días en el frigorífico o incluso semanas si el bote lo mantenemos limpio y bien cerrado. Seguidamente, volvemos a triturar. Una vez que lo tenemos bien triturado.

Cogemos un tupper limpio, esterilizado y lo llenamos con la pasta. La tapadera del tupper tiene que tener un cierre hermético como la tapadera que estáis viendo con una junta de goma para que no le entre el aire y poder conservar sin ningún tipo de problemas.

A continuación, lo cerramos bien y lo guardamos en el frigorífico y listo.