El fin de semana estaba siendo bueno, ayer, con mucha calor, todo fue una constante búsqueda de sombra bajo los árboles y risas con la familia para ver quién sobrellevaba mejor los cuarenta grados que rondamos.
Por la noche, la luna nos iluminó la tertulia, y hoy amaneció precioso, dándonos un gran respiro con la brisa del mar. La mañana fue de arreglos por el jardín, de disfrutar de nuestros perrhijos, de comenzar a recoger fruta y organizar el huerto.
La comida fue este magnífico tartar, en la mesa del jardín, con toda la familia unida y los peludos felices de estar todos juntos.… pero esta vida, siempre te esconde un PERO, cuando todo parece ir bien. A media tarde Shusie —nuestro mastín español de ocho años— se puso enfermo, al principio se lo achacamos al calor, pero conforme pasaba el tiempo, notamos que no sólo no mejoraba, sino que empeoraba. Fuimos corriendo al veterinario, que nos dio la peor noticia de todas, tenía torsión de estómago y lo único que podíamos hacer era: despedirnos y desearle un buen viaje…. De regreso a casa, la bruma del mar se intensificó y al llegar, acomodamos a Shusie, que tras ocho años siendo el jefe, ya se ganó el título de DonJesús. Nos despedimos de él, y la bruma, que esconde las meigas —“porque habelas, hainas”— le han ayudado a emprender su viaje.
Hasta pronto Nene!

#HastaProntoYBuenViaje