Mi padre apenas levantaba dos palmos del suelo cuando Neil Armstrong descendió por la escalerita de su módulo lunar, pisó la Luna y, pronunció la célebre frase: Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.
Desde entonces, sólo doce hombres han caminado sobre la superficie lunar, y siempre hemos esperado más.
Años después, cuando la vida le obligó a crecer, (y, según él, terminó siendo lo segundo mejor a un astronauta: médico), lo recuerdo —cuando yo apenas tenía seis años— contándome que cuando fuese adulta iría de vacaciones a la Luna, pero de hecho, de todas las cosas maravillosas que él esperaba de la carrera espacial, casi ninguna se cumplió. Está de acuerdo con el astronauta Buzz Aldrin, que comentaba para la revista científica MIT, que nos habían prometido colonias en Marte y, en cambio, nos dieron Facebook.
En fin, disertaciones de un miércoles cualquiera.

(Receta propia de mi padre, él es el súper experto en ella).

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