Para abrir el coco, perforar al menos una de las tres marcas negras de la parte superior con un sacacorchos por ejemplo. Normalmente una de esas marcas es más más fácil de perforar que las demás. Después introducir alguna varilla o algo bastante grueso para asegurarnos de que el orificio tiene la amplitud suficiente.

Con un colador, verter el líquido del coco en un recipiente.

Con un martillo y sujetando el coco con la mano para no romper la mesa o la superficie que sea, darle golpes secos al coco, rodeándolo para que que parta por su parte media, hasta que podamos separar las dos mitades.

Para extraer la "carne" del coco, partir lada una de las mitades a martillazos para ir sacando trozos y, con un cuchillo, separar la carne de la pulpa.

Para quitarle la piel oscura a la carne, cortarla utilizando, preferiblemente, un pelador de patatas.

Desmenuzar un poco la carne del coco y batirla en una batidora potente durante unos minutos hasta que tenga la consistencia deseada. Si no es posible alcanzar la consistencia deseada, que no debe ser muy sólida, se puede añadir el agua que haga falta a la batidora, pero cuanta menos agua, mejor.

Consumir preferiblemente en la nevera (aunque ahí se endurecerá) en un recipiente de cristal hermético y esterilizado y consumir en un máximo aconsejable de 5 días.