Primero trituramos los tomates con la cebolla, los pimientos y los dientes de ajo. Yo tengo que hacerlo así porque a mi hija no le gusta encontrarse trocitos de cebolla y pimientos en la sopa, pero si los sofreímos antes en el aceite y luego añadimos el tomate triturado mejor que mejor. Me gusta también triturar junto con el tomate la mitad de las hojas de hierbabuena, así se integran mucho mejor en el guiso, porque aquí el frescor que aportan es fundamental.

Mientras se va haciendo en la cazuela la salsa de tomate y verduras, hervimos una patata cortada en rodajas no muy gruesas en el microondas (en Lékué por ejemplo) para que cuando la incorporemos al guiso esté ya tierna. Removemos con cuidado, añadimos la pimienta molida, la sal y el resto de hojas de hierbabuena fresca.