PARA HACER LA BATTERMILK:
Mezcla la leche con el zumo de limón y déjalo reposar mientras haces todo la demás.

PARA HACER LA MASA DE CUPCAKES:
Mezclar con un tenedor, una varilla de mano, o una varilla de batidora, la mantequilla con el azúcar hasta que parezca una pomada.

Añadir a la mezcla anterior los huevos, la vainilla y la buttermilk, e integrar bien todos los ingredientes.

Tamizar la harina con el cacao y añadir poco a poco a la mezcla anterior hasta que se forme una masa uniforme.

Poner colorante al gusto, hasta obtener el color deseado.

En un vaso, mezclar el vinagre con el bicarbonato y añadirlo a la masa de cupcakes.

Incorporar a la masa el polvo de hornear, aunque es opcional, yo le puse un poco y mezclar bien.

Precalentar el horno a 175 grados centígrados. Mientras, ponemos las cápsulas de silicona en la bandeja del mismo y les metemos dentro las cápsulas de papel.

Poner dentro de cada cápsula una cucharilla de masa de cupcake y hornear durante 7 minutos, o hasta que esté medio sólida, pero no cocida del todo.

Sacar la bandeja del horno, dejar enfriar 10 minutos, poner un bombón dentro de cada cápsula y encima de la masa que se ha medio cocido. (Esto es para que el bombón no se quede abajo del todo y no se derrita la base).

Llenar cada cápsula de papel con una porción de sacabolas de helado hasta una altura de 2/3 y hornear durante 20 minutos. Sacar los cupcakes de las cápsulas de silicona y dejar enfriar sobre una rejilla.

PARA LA CREMA DE QUESO:
Mezclar la mantequilla, el queso crema y el azúcar glass en un bol ancho tapado con un trapo hasta conseguir una textura cremosa y uniforme.

Poner la crema en una manga pastelera con boquilla lisa y hacer una espiral desde fuera hacia adentro. Colocar un corazón encima y meter al frigorífico.

El bombón se solidificará y la crema se pondrá algo más sólida. Hala!! A disfrutar estos cupcakes, que están de muerte. 😉