Para freír las patatas, utilicé una freidora, pero las podéis freír de la misma forma en una sartén con abundante aceite.

El secreto para obtener unas patatas fritas, crujientes por fuera y blanditas por dentro, consiste en colocar las patatas una vez peladas, cortadas y lavadas, en el aceite frío dejarlas cocerse, a baja temperatura, hasta que estén tiernas, momento en el cual, se sube la temperatura del aceite y se dejan freír, hasta que el punto de dorado esté a nuestro gusto.

Comenzamos pelando las patatas y troceándolas a palitos (o de la forma que gustéis), las lavamos para que pierdan restos de tierra y el almidón, para que no se peguen entre ellas al freírlas.

Colocamos en la freidora con el aceite frío, a 140-150º, hasta que al pincharlas estén tiernas, momento en el cual subimos la temperatura del aceite al máximo y dejamos freírse hasta que nos guste su punto de dorado.

Mientras, en una sartén con un poco de aceite caliente, doramos las salchichas.

Una vez listas las patatas, las dejamos escurrir el sobrante de aceite en la cestita de la freidora.

Repartir las patatas entre dos bandejitas y colocar las salchichas sobre ellas.