Hace unos días leí un artículo que volvía a hablar sobre la vida inteligente más allá de la Tierra y, del por qué hasta ahora seguíamos sin encontrarla.
Basándonos en su estudio, el astrofísico explicaba la paradoja SETI simplemente como la preocupación de que la búsqueda de civilización inteligente extraterrestre está condenada a fallar a menos que una civilización inteligente también participe del envío de mensajes. Claro, ahí algunos científicos advierten del riesgo de enviar mensajes a posibles civilizaciones que puedan ser mucho más avanzadas que nosotros, mientras otros aseguran que si este miedo es compartido por otras civilizaciones alienígenas, nuestros esfuerzos por encontrar vida inteligente serían en vano —ya que todos escucharían, pero nadie daría el paso de enviar un mensaje—. Así que ha concluido en el hecho de que deberíamos enfocar nuestros objetivos hacia aquellos planetas que se encuentren en la elíptica de la Tierra que no sólo sean habitables, sino que además existan posibilidades de que hayan civilizaciones con una tecnología similar (o mejor que la nuestra) y que puedan haber sacado la misma conclusión. (Usando la teoría de juegos, es decir, si ambas civilizaciones saben que son detectables, y ambas tienen interés por establecer contacto, ambas tienen incentivos para dar el paso, aumentando así las posibilidades de éxito)… ¡Teléfono! ¡Mi casa!

(11º Etapa de la IIª Maratón Cookpad por el Delantal Dorado).

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