Primero tostamos a fuego bajo las almendras y nueces hasta que apenas se rajen un poco.
Luego las procesamos hasta formar casi una harina.
Reservamos.

Para la base, pelamos las naranjas que no quede nada de piel. Quitamos todas las semillas que tengan y partes blancas o durezas que hayan quedado.
Las cortamos en cubos y las acomodamos en molde levemente aceitado.
Las espolvoreamos con cardamomo, azúcar rubio y la cucharada de maicena, mezclamos todo.
La maicena en esta parte es para que la naranja no largue tanto líquido.

Para el crumble mezclamos todos los ingredientes secos junto con la ralladura de naranja y con la harina que hicimos de almendras y nueces.

Añadimos el aceite y mezclamos con los dedos formando un arenado.
La harina de frutos secos tiene la particularidad que absorbe el aceite y queda como una masa pastosa y no tan arenado. Pero no pasa nada. La podemos usar.

Esparcimos esa masa sobre las naranjas picadas, si quedó pastosa como mencionaba antes, tratamos de tapar todo con trocitos de masa y queda bien.
Por último trozamos el chocolate y ponemos encima de la masa.
Llevamos a horno precalentado y cocinamos a 180 grados por 35 minutos.

Quedó húmeda y crocante a la vez. Hasta ahora, de todos los crumble que he hecho, este es mi preferido!
A mí me gusta comerlo a temperatura ambiente o apenas tibio. A mi esposo le gusta frío de heladera.
A ustedes cómo les gusta?

Que disfruten!