En Thermomix:

Ya sólo tenemos que añadir el resto de ingredientes de nuestra masa, la harina, el azúcar y la sal y mezclar durante 5 segundos a velocidad 6. Después programamos 8 minutos a velocidad espiga.

Hacemos una bola con la masa y la dejamos que doble su tamaño durante aproximadamente 1 hora.

Ahora enrollamos la masa sobre sí misma, consiguiendo pliegues en el hojaldre a medida que la enrollamos.

Tapamos el rollo y llevamos al frigorífico para que la mantequilla se enfríe durante al menos 30 minutos.

Nuevamente enharinamos nuestra mesa de trabajo y con el rodillo empezamos a aplastar el rollo de masa, tanto a lo largo como a lo ancho, volviendo a conseguir un grosor de medio centímetro aproximadamente.

Ya sólo tenemos que cortar nuestro triángulos para ir formando cada mini croissant.

Con estas medidas nos saldrán dos bandejas de horno, por lo que podemos dejar la mitad en el frigorífico mientras se hace la primera tanda.

A cada triángulo le damos un pequeño corte en la base, le untamos un poco de mantequilla que teníamos reservada y con las manos enrollamos sobre sí mismo.

Así con todos los triángulos, dejándolos sobre una bandeja de horno hasta que fermenten durante otra hora o hasta que doblen su volumen. A continuación, pintamos con huevo batido y horneamos.

Para ello con el horno precalentado a 200º C, horneamos durante 15-18 minutos o hasta que estén dorados.

Hacemos lo mismo con la segunda tanda.

Una vez fríos les vamos a dar un baño de chocolate. Para ello derretimos en el microondas por tandas de 30 segundos para que no se queme. Y pasamos la parte superior por el baño de chocolate.

Dejamos que se enfríe el chocolate. Como consejo os diré que es preferible dejarlos fuera del frigorífico hasta que el chocolate solidifica para que no quede demasiado duro, así queda una textura perfecta.

Y a disfrutar. Es una receta fantástica que nos evita tener que formar el clásico hojaldre con sus cientos de pliegues, y sin apenas dificultad tenemos un dulce impresionante.

¿Os animáis a probar?