Hoy ha sido el Día das Letras Galegas, como cada año, el 17 de mayo, está dedicado a un impulsor de la literatura y cultura gallega; este año se recordó a uno de sus fundadores: Francisco Fernández del Riego.
Y yo me pregunto —de manera metafórica, (lógicamente)— el porqué no va a haber un día para un idioma tan bonito, que dice SARABIA, en lugar de: granizo; APERTA, en lugar de: abrazo; RABUDO, en vez de: testarudo con mal genio; AGARIMO, en lugar de: caricia o refugio; LEDICIA, como: felicidad; LUSCOFUSCO, para el amanecer y el crepúsculo; LUAR, para la luz de la luna; TOXO, para mentecato; ORBALLO, para el rocío; LAMBÓN, para goloso; y mil palabras más, como: FEITIÑO, BICO, RULIÑA, SAUDADE, PERRENCHA, MORRIÑA, SENTIDIÑO, ROSMAR, ENXEBRE, BRÉTEMA, ARROIAR…
Y es que en el resto de España, los bebés no se cogen en el COLO, ni los bollos se ponen RESESOS. Los británicos podrán tener su flema y, los catalanes su seny, pero los gallegos tienen XEITO (que es el saber hacer definitivo, la combinación óptima de maña, estilo y clase a la hora de hacer una tarea manual, intelectual o social). Si las cosas son sin xeito, en efecto, son una TRAPALLADA (no solo está mal hecha, sino que su mala factura suele tener algo de intencionada).
Y es que el gallego es desde luego muy RIQUIÑO (adjetivo sobre todas las facetas buenas —es ese pulgar hacia arriba 👍🏼—).

¡VIVAMOS COMO GALEGOS!

(Sumamos esta receta a la temática: 5 días, 5 ensaladas).

#5dias5ensaladas