1.- Pelar las batatas y ponerlas a cocinar en agua que las cubra, hasta que se ablanden.

2.- Escurrirlas bien. Triturarlas y pasarlas por un colador.

3.- Medir la pulpa obtenida. Medir la misma cantidad de azúcar. (Yo obtuve 2 tazas de pulpa y le agregué 2 tazas de azúcar).

4.- Poner a cocinar la pulpa de la batata con el azúcar, en un caldero a fuego medio, incorporarle la sal y el jengibre.

5.- Remover constantemente con paleta de madera, hasta que espese y se vea el fondo del caldero. Para comprobar el punto de la conserva, inclinar el caldero hacia un lado y la mezcla se despegará del fondo y de las paredes del mismo.

Engrasar una bandeja y espolvorear con azúcar. Verter la mezcla aún caliente y aplanar. Dejar enfriar.

7.- Una vez fría la mezcla, con un cuchillo afilado cortar las conservas. Rocíar con el resto del azúcar la superficie y los lados. Dejar secar. Se envuelven en papel celofán y se guardan hasta su consumo en envase hermético.