O lo que tú quieras! #cookpadcocinaconalexa

😀

Esta receta surgió de tres plátanos (plátanos machos no bananas) que tenía muy maduros, no quería freír porque no tenía mucho aceite, así que se me ocurrió hacerlos en el microondas. Rápidos de hacer y pocos ingredientes. El resultado fue satisfactorio, aquí lo comparto con ustedes. Para esos días que andamos apuradas.

Es una salsa no muy pesada de digerir.

Receta para gente que sea de patatas. Hechas al horno y con una salsita de queso. Deliciosas.

Están riquísimas!

Estos aros de cebolla fueron el complemento perfecto a nuestra noche americana en el taller online de Cookpad! Est´an hechos al horno aunque tambie´n podrían ser fritos y la salsa barbacoa está riquísima y también mucho más sana que la comercial ¡Espero que os guste!

#1receta1arbol esto ha sido improvisado pensando en los canapés de mañana. El otro día hablábamos del paté de salmón y bueno, como estoy loca con los pepinillos y demás pues me he animado. Espero os guste!

Perdonar que no haya foto pero cuando me di cuenta ya no quedaban jajaEsto nace de la necesidad de surimi que tenía ese día junto con el "¿Y si...?" que tanto nos empuja a experimentar en la cocina.

Vamos con una receta de albóndigas, muy sencilla pero que nos va a llevar un poquito de tiempo. Las albóndigas de carrilleras son muy jugosas y se deshacen en la boca.

“La felicidad son las pequeñas cosas” oía que decían por la televisión mientras se preparaba un ColaCao, de los de toda la vida: en taza grande y con grumitos. Pensó que la televisión la estaba mirando a ella y no al revés. ¿Cómo era posible, sino, que justamente se sintiera feliz, con algo tan nimio como prepararse un tazón de leche, como cuando era niña?. Hacía años que había abandonado ese placer matutino por el café —tan adulto—, y seguía sin entender el porqué. No es que le desagradará el café, le encantaba su olor, pero de ahí a decir que era cafetera, distaba un trecho.Con la taza en una mano, y apagando la televisión con la otra, se fue a sentar a su rincón favorito, ese donde había colocado estratégicamente su sillón de orejas, y que tenía a mano la famosa estantería en la que descansaba sus libros preferidos —los releíbles, como le gustaba llamarles—. Sonriendo y dando el primer trago al ColaCao, encendió su iPad y continuó con la resolución del asesinato que aparecía ante los ojos de su querido Montalbano.