Para mí, cocinar para las personas que quiero es un inmenso acto de amor. Cocinar eleva mi espíritu, sana mis preocupaciones y me reconecta con mis raíces y ancestros, ya que me gusta mucho recrear recetas antiguas. ¡Ni una sesión de Yoga me deja el cuerpo así de bien!
Me encanta hablar con otras personas que tienen el mismo sentir por la cocina. Me encanta probar recetas de otros países y culturas. Y sobre todo me reafirma en la idea de cocinar con nuestras propias manos, elegir nuestro alimento y elaborarlo... En estos tiempos de precocinados y comida industrial, solo la artesanía y la alquimia del sabor nos harán libres.