Primero vamos a cortar la cebolla bien finita, la vamos a colocar en un bol con un poco de sal gruesa durante media hora. Luego le vamos a echar con la pava, agua caliente por encima y seguido lo vamos a pasar por agua fría. Dejamos secar en un colador. (esto es para que la cebolla largue la acidez fuerte) lo pueden obviar este paso.

Para la masa vamos a colocar en una taza el azúcar, la levadura, 1 cucharada de harina y un poco de agua. Mezclamos bien y dejamos 15 min que espume.

En un bol colocamos la harina junto con la sal y lo mezclamos, le hacemos un hueco y colocamos el fermento anterior, un chorro de aceite, si es de oliva mejor y le vamos a ir colocando agua hasta que se forme la masa. Amasamos en la mesada durante 10 minutos. Luego reposamos tapado en el bol con un poco de aceite para que no se pegue durante 45 min.

Separamos la masa en 2 partes, una de ellas que sea más grande que la otra. Aceitamos una fuente redonda y le colocamos el bollo más grande y lo vamos a estirar con los dedos hasta cubrir todo, si ven que la masa retrocede, dejen que descanse 5 minutos y continúen.

Para el relleno yo le puse una capa de muzarella, una capa de tomate cortado finito y que le saque las semillas así no humede la masa, un huevo duro rallado, un poco de cebolla, le espolvoreamos sal, orégano y el resto de queso.

Con la masa más chica hacemos lo mismo, la estiramos con los dedos, la hacemos en la mesada, y con eso vamos a tapar la pizza, le apretamos bien los bordes para que quede todo bien sellado. Le pueden hacer un repulgue. Pinchamos la tapa con un tenedor así se escapa el aire ne la cocción

Con la cebolla previamente lavada, la vamos a mezclar con aceite, pimienta y orégano (sal no porque la habíamos dejado 30 min con sal gruesa). La distribuimos bien sobre toda la pizza. Cocinamos en un horno medio hasta que se dore bien y la base quede crocante así no se desarma al comer con la mano.