La noche previa a preparar el estofado, trozar el pollo, condimentarlo con tus hierbas aromáticas preferidas (si tenés salvia y tomillo frescos, le va muy bien) y reservar en la heladera. Sellar el chorizo desmenuzado en una olla, salpimentar y reservar. Sellar el pollo en la misma olla, salpimentar y reservar. Levantar el fondo de cocción con el caldo de ave, reservar en el mismo recipiente que el chorizo y el pollo sellados.

Colocar aceite de oliva en la olla y dorar el ajo, la cebolla, el morrón y la zanahoria (en ese orden y salpimentando a cada paso). Incorporar el pollo y el chorizo sellados, el líquido del fondo de cocción, el tomate triturado y el puré de tomates. Condimentar con el laurel, el pimentón dulce y el tomillo fresco. Cocinar a fuego fuerte unos 8 a 10 minutos. Bajar el fuego a mínimo, tapar la olla y cocinar el estofado a fuego lento durante dos horas, como mínimo, revolviendo de tanto en tanto.

Pueden cocinar la polenta tradicional, pero lleva un buen rato de revolverla constantemente (entre 40 minutos y 1 hora). En honor a la practicidad, la polenta instantánea de un minuto y de buena marca funciona muy bien. Pero hay que ayudarla a que sea atractiva durante esa breve cocción, utilizando leche o caldo de ave para disolverla, mezclándola con queso fresco o parmesano rallado, o con un toque de crema de leche o de queso crema. Sobre gustos a la hora de ponerle magia a tu polenta...