Trituramos las galletas.

Calentamos la mantequilla en el microondas unos segundos hasta que se derrita.

En nuestro molde para la tarta esparcimos las galletas trituradas sobre la base y a continuación la mantequilla derretida. Mezclamos bien y vamos aplanando la base con ayuda de una cuchara o de la mano (bien limpita! 😜). Reservamos en el frigorífico.

Hidratamos las hojas de gelatina en una vaso con agua bien fría. Reservamos.

En una olla echamos el queso crema y la nata o leche evaporada y las dos cucharadas de azúcar. Ponemos el fuego bajito y vamos removiendo con las varillas hasta que consigamos una mezcla homogénea.

Escurrimos las hojas de gelatina y las añadimos a la olla. Removemos muy bien hasta que se disuelva. Quitamos del fuego y esperamos unos cinco minutillos para que pierda un poco el calor. Debemos remover de ver en cuando ya que como ya tiene gelatina comenzará a coger consistencia.

Recuperamos el molde del frigorífico y colocamos en el centro una cuchara sopera del revés. Vertemos el contenido de la olla justo sobre la cuchara, evitando así que la mezcla caliente rompa la base de la galleta. Metemos de nuevo al frigorifico y lo dejamos entre unas 3 y 4 horas.

Una vez lista la cheesecake, es hora de esparcir la mermelada por encima. Podéis usar de cualquier sabor aunque la mora le da un toque increible. También podéis hacerlo de manera casera utilizando moras frescas, agua y azúcar y dejandolo cocer a fuego bajo unos minutos.