Vale! lo reconozco, puede que sea una de esas tortillas, que a la vista no dice ‘Cómeme’, pero la belleza no es lo más importante del aspecto físico, no? Como ocurre con los humanos, la belleza hay que buscarla y, como decían en La Bella y la Bestia, ésta se encuentra en el interior. En realidad, en el caso de esta tortilla de alcachofas no es la imagen, no es su aspecto, es el sabor tan delicioso y espectacular lo que realmente sorprende 😋😋 —a pesar de que no la puedo ni probar, por alergia 😰—. A ver, tampoco es tan fea como Picio; aunque quizá algún comensal lo pensó cuando puse la deliciosa tortilla de alcachofas en la mesa.
Y como es habitual en mí, me picó la curiosidad, y me puse a buscar sobre el dicho popular que hace referencia a alguien (o a algo poco agraciado). Según cuenta la leyenda, el tal Picio, se llamaba Francisco y era oriundo de Granada. Era zapatero y, por hechos que se desconocen, fue preso y condenado a muerte. Pero estando rezando en la capilla, le llegó el indulto y de la sorpresa, se le cayó todo el pelo y comenzaron a salirle tumores en la cara, dejándole un aspecto totalmente deforme.
Pero como esta tortilla, seguro que Picio tenía su lado bueno.

(En casa teníamos un YorkShire, que para enojarlo le llamábamos Sr.Picio; era muy distinto a los demás yorkies, ya que nos lo vendieron como YorkShire terrier cuando en realidad era un Silky terrier australiano..... Te echamos de menos ‘miyernito’!)