Pesamos el almidón de mandioca en un bol amplio y lo reservamos. (Nota: el almidón de mandioca lo podéis encontrar en tiendas de productos latinos). En un cazo, ponemos a calentar la leche, el aceite y la sal hasta que rompa a hervir. Apartamos del fuego y echamos la mezcla líquida hirviendo sobre el almidón y mezclamos bien con una cuchara de madera o con una espátula de silicona.

Añadimos 1 huevo y mezclamos bien hasta que se integre. Después, añadimos el segundo huevo y lo integramos en la masa. A continuación añadimos el ajo en polvo y el queso, mezclamos bien y empezamos a amasar con las manos hasta que tengamos una masa lisa y suave. Para que no se nos pegue y podamos trabajarla cómodamente, echaremos un poco de almidón sobre la superficie donde amasamos y nos frotaremos las manos con otro poco de almidón.

(Por eso he puesto 400 gr +o-, si queda muy húmeda por el tamaño de los huevos o nos pasamos un pelín de leche o aceite habrá que añadir más almidón hasta que deje de pegarse). Como soy algo torpona con las manos, una vez tenía a punto la masa, he ido cogiendo porciones exactas de masa con una cuchara de helado, de esta forma son todos los panecillos del mismo tamaño y peso y solo hay que redondearlos un poquito. Pre-calentamos el horno a 180º calor arriba y abajo durante 10 minutos.

Preparamos la bandeja del horno con papel vegetal y vamos colocando las bolitas de masa sobre el papel, una vez las tengamos podemos pintarlas con huevo batido o dejarlas así. Por último, los horneamos durante 25-30 minutos o hasta que veamos que empiezan a estar doraditos.

Si los tomáis en el momento recién hechos no habrá quien os pare, si los queréis conservar, podéis guardarlos envueltos en un trapo o en un tarro de cristal (aunque no suelen durar tanto.... 😂😂🤤🤤). Si los tomáis al día siguiente, dejadlos caer unos 10-20 segundos en el microondas antes de consumir. Listo!!! #BuenProvecho😋