Comenzamos lavando muy bien los Níscalos para quitar toda la tierra. Debemos hacerlo con cuidado y paciencia y permitiendo el mínimo contacto posible con el agua ya que son bastante sensibles a ésta. Si comienzan a ponerse un poquito verdes en alguna zona, no pasa nada, es su reaccion al contacto.

Troceamos los más grandes y dejamos los pequeños sin partir. Intentando que, más o menos, tengan el mismo tamaño y se puedan cocinar a la vez.

Pelamos y troceamos el ajo y el perejil muy finito.

En una sartén con un chorrito de aceite echamos los ajos hasta que comiencen a dorarse levemente.

A continuación, añadimos los Níscalos y sal al gusto. Cuando comiencen a disminuir su tamaño echamos el perejil. Removemos bien y dejamos cocinar hasta que estén blanditos y listos.

Servimos y añadimos un poquito más de perejil por encima. ¡Y listo! A disfrutar de esta maravilla.