Precalienta el horno a 200ºC. Casca los huevos en un cuenco amplio y bátelos con ayuda de unas varillas hasta que se hayan mezclado bien. Agrega el yogur griego, y continúa batiendo con las varillas hasta que el yogur quede totalmente integrado. Añade la maicena tamizada mientras remueves con las varillas hasta que obtengas una mezcla cremosa.

Extiende una lámina de papel sulfurizado sobre la encimera y píntala con un poco de agua por ambas caras. Arruga el papel y colócalo dentro de un molde desmontable de unos 18 cm de forma que el papel cubra el fondo y las paredes del molde.

Vierte la mezcla para la tarta dentro del molde ayudándote de una espátula de silicona para que no desaproveches ni una gota de crema. Coloca el molde en la parte de en medio en el horno y hornea el pastel 12 minutos. Baja la temperatura del horno a 180ºC para cocerla 35 minutos. Baja nuevamente la temperatura a 170ºC y termina la cocción de la tarta durante 5 minutos más.

Comprueba la cocción del pastel introduciendo un palillo en el centro. Si sale limpio, el pastel estará listo; de lo contrario, tendrás que hornearlo unos minutos más hasta que salga totalmente limpio. Desmolda cuidadosamente el pastel, retira el papel sulfurizado, y colócala en un plato para servirla tibia o conservarla en la nevera hasta que vayas a servirla.