En un bol, mezclamos la harina con el salvado y la sal. Desmenuzamos la levadura encima y mezclamos de nuevo.

Seguidamente, añadimos poco a poco el agua y amasamos hasta obtener una masa algo pegajosa pero sin grumos y que no se pegue excesivamente a las manos. Tapamos con un paño de cocina y dejamos reposar en un lugar seco y cálido (dentro del horno apagado es ideal).

Pasado el tiempo, ponemos la masa sobre una superficie enharinada y la dividimos en 2 porciones más o menos iguales (cada una pesará alrededor de 110 gramos).

Con la ayuda de la harina, amasamos un poco más cada porción y le damos forma de barrita.

Antes de continuar, precalentamos el horno a 160 grados, calor arriba y abajo.

Colocamos las barritas sobre la bandeja del horno, previamente untada con un poco de aceite, y les hacemos unos cortes en diagonal.

Horneamos el pan a 160ºC durante 10 minutos para que termine de subir un poco más. Subimos entonces la temperatura del horno a 220 grados y horneamos unos 25 minutos aproximadamente, o hasta que las barritas empiecen a dorarse.

Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla. Abrimos, rellenamos al gusto y... ¡A desayunar!