Preparamos el queso en porciones de tamaño medio, batimos el huevo con una pizca de sal, pasamos una porción de queso primero por el huevo batido y después por el pan rallado. Una vez tenemos una primera capa volvemos a pasar esta misma porción por el huevo y otra vez por el pan rallado.

Con las manos apretamos el pan rallado sobre la porción de queso para que quede bien impregnado. Repetimos lo mismo con todas las porciones y las vamos dejando sobre una bandeja y la tapamos con papel film.

La llevamos al congelador como mínimo 3 horas y si las queremos tener concongelador varios días. En una sartén con abundante aceite caliente pero no humeante freímos las porciones de queso recién sacadas del congelador de 4 en 4 (al estar congeladas, las porciones podrían enfriar mucho el aceite).

Cuando estén doraditas por todos los lados lo pasamos a una bandeja con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite, los dejamos unos minutos que se atemperen un poco y ya las podemos servir acompañadas de la mermelada de arándanos. Probadlo os va a encantar.