Si no están limpios, el primer paso será sacarles la espina transparente y las tripas. Eso se desecha.

Luego hay que lavarlos muy bien. No basta sumergirlos. Hay que pasar uno a uno bajo el chorro de agua, limpiándolos con las manos. De lo contrario, comerás arena. Una vez lavados individualmente, se los enjuaga en conjunto, hasta que el agua resulte transparente. Recién entonces, se escurren muy, muy bien. Si se compraron limpios, basta verificarlo sumergiéndolos en agua.

Antes de cocinarlos es indispensable secarlos bien. De lo contrario, con el calor de la plancha soltarán un jugo blancuzco y terminarán hervidos. Cuando estén bien secos, salpimentar, añadir el perejil, el ajo y una cda. de aceite de oliva. Untar todos bien.

Usar una plancha acanalada, que ponga distancia entre los bichos y el jugo que, de todos modos, soltarán. Pincelarla con aceite en cuanto esté caliente. Si no les gusta el ajo picado, pueden poner los dientes enteros en el aceite. Es preciso poner poca cantidad de calamaretti para que resulten bien grillados. 2' de cada lado o un poco menos, si son muy chicos. Y antes de colocar la segunda tanda, limpiar la plancha del resto pegajoso que sueltan (el famoso jugo blanco). Servir de inmediato.