Comenzamos quitándole las ramas a los tomates y lavándolos muy bien. En un caldero con abundante agua bien caliente los vamos poniendo poco a poco para escaldarlos. Se les puede hacer una cruz si luego le vamos a quitar la piel, pero yo los paso por el pasapurés y nos quedarán todas las pieles y semillas. Aprovechamos y rehogamos La cebolleta y ajos troceados en daditos con 3 cucharadas de aceite.

Con mucho cuidado los vamos sacando del agua y con unas pinzas u otro utensilio (para no quemarnos) los pasamos por el pasapurés. Utilizar un aro, criba o rejilla con agujeros finos para que nos quede la piel y semillas y salga el jugo limpio.

Así nos queda el jugo de tomate muy limpio y en la siguiente foto se ven las las pieles y semillas que vamos pasando del pasapurés a un bol. si no usamos un pasapurés, le podemos quitar las pieles con las manos pero tendríamos que dejarlos enfriar un poco luego triturarlos limpios y colarlos.

Pasamos la cebolleta (ya pochadita) a un vaso batidor para triturarla, como ha reducido mucho y nos costará más le agregue un poco del jugo de tomate. Dejarlo bien triturado.

Pasamos lo triturado al caldero donde tenemos todo el jugo de tomate, mezclamos y lo pasamos todo por un colador chino para conseguir una salsa muy fina.

Agregamos la sal y las 3 cucharadas de azúcar, mezclamos y lo ponemos a cocer a fuego suave durante casi 2 horas y removiendo constantemente (para que no se nos queme). Al final vemos que la salsa mermará muchísimo casi 1/4 de la cantidad inicial.