La cocina ha sido un generador de recuerdos a lo largo de mis 25 años. Nací en Los Ángeles, Chile, y desde pequeña tengo recuerdos de esos platos de campo, calientes - si es que no hirviendo - con estofados, pollonas u otras comidas típicas, y harto ají picante. Mi madre, a su vez, vivió su juventud en Río de Janeiro y crecí con las influencias gastronómicas de los cariocas. Mis abuelas también siempre me consintieron; mientras que mi abuela materna ama los dulces y me enseñaba repostería cuando yo apenas tenía 8 años, mi abuela paterna me cocinaba en los veranos del sur guisos, budines, pastas, sopaipillas, picarones, y tantas cosas más.
Soy full abanderada por la exploración culinaria, por conocer otras culturas a través del gusto, pero también creo fervientemente en el poder que tiene la comida casera de evocar emociones únicas y preciosas.