Esta receta de garbanzos con berenjenas viene directamente de la cocina de mi abuela, donde el fuego siempre estaba encendido y el aroma a comida casera llenaba cada rincón. Ella no usaba libros de cocina ni medía nada con exactitud, pero tenía un don para combinar ingredientes simples y convertirlos en algo delicioso.

Los garbanzos los cocinaba desde el día anterior, con paciencia, y las berenjenas las doraba despacio, hasta que quedaban suaves y casi cremosas. Lo que nunca faltaba era el cariño con el que lo preparaba.

Era un plato humilde, de esos que se comparten en familia, ideal para el frío, aunque en casa lo comíamos todo el año. Hoy lo preparo pensando en ella, en su delantal floreado, en sus manos sabias y en esas charlas mientras cocinaba.

Esta receta no solo alimenta el cuerpo, también el alma. Y me encanta poder compartirla aquí, para que siga viva en otras cocinas y mesas.

😋😋😋😋