Lavar las naranjas y pomelos. Cortarlos en mitades para exprimir y extraer su jugo pero solo un poco, no excederse debe de quedar algo de pulpa.

Luego en dos cacerolas llenas hasta la mitad con agua y mezclando en cada uno el jugo del pomelo y naranjas junto con 250 gramos de azúcar y agregar en cada recipiente y cortados en gajos finos las frutas.

Cuando rompa el hervor, agregar la cantidad deseada de esencia de vainilla. Revolver cuidando que no se adhieran en el fondo del recipiente y esperando que se caramelicen los gajos. O bien se observen que estén como cristalinos o el líquido se vea espeso. Cortar el fuego y dejar enfriar.

En una rejilla o bandeja retirar los gajos y lograr que se escurra de ellos el almíbar. Se recomienda unas dos horas. Luego por un lapso de 24 horas, dejar secar o deshidratar dejándolos en un sitio en donde les de plenamente la luz del sol y el viento. Para que sepamos cuando estén listos, no se deben de pegar entre los dedos los gajos.

En un pequeño bowl o plato hondo agregamos un poco de azúcar de modo que vamos rebozando los trozos de frutas en el azúcar mientras lo depositamos en un frasco limpio y libre de humedad.

Cabe señalar que los gajos de naranjas saben mejor que los de pomelo aunque para paladares rudos, el pomelo suele dejar un aliento fresco y picante como si hubieras bebida agua tónica.
Recomiendo que prueben. Pronto lo utilizaré para el pan dulce casero para Navidad.