Cernir el azúcar por un lado y la harina con la leche en polvo por otro.

Cremar la mantequilla con la esencia, con el azúcar. Agregar el huevo y batir hasta integrar.

Luego con los dedos y sin amasar incorporar la harina hasta hacer una masa.

Estirar la masa con ayuda de papel parafinado y cortar con la forma deseada. Hornear en horno moderado hasta que estén un poco doradas por debajo y si nos gusta podemos dejar que se doren apenitas los bordes.

Algunos tips para que nuestras galletas queden lisas:
No amasar. Esto activa el gluten y hace que las galletas no nos salgan lisitas.
Esta masa no hace falta enfriarla. Es más, mejor usarla rápido también para que no se active el gluten.

Para el glaseado: Cernir el azúcar para evitar grumos.

Batir las claras a punto nieve con batidora eléctrica, o sea que hasta que al dar vuelta el bowl las claras no caigan. Luego ir agregando de a poco el azúcar hasta lograr que no quede brilloso y quede firme. Para probar la consistencia, al levantar la mezcla con el batidor debe formarse un pico firme y que la punta se doble a penitas.

Esta es la receta básica del glaseado real. Este punto firme nos sirve para escribir y hacer detalles.

Si quieres hacer diseños donde se fundan los glaseados y quede como un estampado puedes hacer líneas o puntos con el glaseado fluido aún líquido (como en el bastón de caramelo). Si quieres que tu siguiente diseño quede por encima como con relieve, debes esperar a que se seque un poco antes de hacer el próximo diseño o también puedes utilizar una consistencia de glaseado más firme.

Dejar secar unas 8 horas porque parece a veces que seco y si el glaseado se marca con algo ya no se puede quitar. Luego ya puedes guardarlas en bolsitas bien cerradas para que se conserven mejor.