Limpiamos el solomillo; le quitamos la grasa superficial, los tendones (Podéis pedir al carnicero que lo haga) Lo cortamos en medallones, lo aplanamos ligeramente con la mano y lo salpimentamos.

Cortamos la cebolla en juliana, y el ajo en trozos pequeños. Lo reservamos. Metemos las pasas en un vaso de agua templada para que se hidraten.

En una cazuela amplia, echamos unas cucharadas de aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos el solomillo, lo doramos por los dos lados, lo retiramos. Importante por dentro tiene que quedar poco hecha.

En la misma cazuela metemos la cebolla y el ajo, dejamos que dore.

Añadimos el vino y dejamos que reduzca un poco, un par de minutos. Añadimos una cucharada sopera de maicena y removemos hasta que se disuelva, a continuación vertemos el caldo de pollo y dejamos hervir durante unos minutos. Después batimos, hasta que quede una salsa fina.

En la cazuela metemos los solomillos y la salsa, dejamos unos minutos y emplatamos.

Partimos la manzana por la mitad, le quitamos el corazón, la cortamos en láminas, y la metemos en una olla pequeña. Le añadimos agua, la ralladura de un limón, el azúcar y la rama de canela y lo dejamos cocer más bien lento, entre 15 o 20 minutos, hasta que el agua se haya consumido y la manzana se haya caramelizado. Lo pasamos a un plato y dejamos que se enfríe.

Yo suelo reservar en un film transparente lo que queda de la manzana para hacer compota, ensaladas, o comer así tal cual, porque está buenísima.