El melón blanco ha sido todo un descubrimiento para mi. Lo encontré hace unos días en una frutería de Valença do Miño, al norte de Portugal.
Nosotros pasamos muy a menudo a ese país porque vivimos a unos 35 km de distancia. Allí se suelen encontrar frutas y verduras a muy buen precio y, sobre todo, alguna cosa que aquí no nos llega, como el ruibarbo, o este melón.
En realidad lo compré porque me llamó la atención el color de su cáscara que nunca había visto, pero la gran sorpresa fue al abrirlo. De un suave color asalmonado era para quedarse mirándolo sin tocar.
Lo tomamos primero en el desayuno, solo, y ¡¡¡qué delicia!!! Era de un dulzor suave y se deshacía en la boca. Para mi, uno de los mejores melones que he probado.
Entonces pensé en cómo tomarlo acompañado con algo que no desvirtuase su sabor original, y se me ocurrió una ensalada muy simple acompañada de una vinagreta que yo solía poner con el seitán (carne vegetariana) a la plancha.
Y...sin más preámbulos, la receta.