Pelar las mandarinas y reservar la cáscara de una mandarina. Separar los gajos, en mi caso corte los gajos por la mitad para poder retirar las semillas con facilidad. El peso total de las mandarinas debe ser 1 kg. Con la cáscara de mandarina que habíamos reservado, retirarle la parte blanca con un cuchillo afilado y cortar juliana de piel de mandarina para agregar a nuestra mermelada.

Colocar en una olla los gajos de mandarina, la cascarita en juliana, la ramita de romero y el azúcar. Revolver y cocinar a fuego mínimo

Remover continuamente, vamos a observar que la textura comienza a modificarse. En un primer término el azúcar se disuelve y la preparación se pone líquida. Pero con el correr de los minutos, el azúcar comienza a reducirse y la mermelada va tomando la consistencia deseada.

Otra forma de darnos cuenta es colocar un plato en el freezer, dejar que se enfríe y colocar una cucharada de mermelada sobre el plato, llevar nuevamente al freezer por 2 minutos y corroborar cómo está la textura de la mermelada una vez fría. Dado que, va a solidificarse cuando esté fuera del fuego.

Una vez obtengamos la mermelada, la vamos a colocar en frascos, previamente hervidos y sanitizados con alcohol. Llenamos los frascos.

Para conservarlos mejor en el tiempo y que nos duren meses te recomiendo colocar los frascos boca abajo en una olla con agua hirviendo y dejarlos en el fuego durante 20 minutos. Esto simulará un sellado al vacío. Nuestra mermelada está lista para disfrutar en un rico pan o tostada.