Picar el pimiento y el puerro y saltearlos en una sartén antiadherente con aceite de coco hasta que estén tiernos, removiendo de tanto en tanto.

En un bol mezclar con unas varillas la harina con el comino, el pimentón, la sal, el jengibre, la cúrcuma y el agua, que echaremos poco a poco mientras se bate, hasta obtener una consistencia similar a la de un huevo batido.

Añadir el bicarbonato y volver a mezclar.

Añadir el puerro, mezclar y devolver la mezcla a la sartén, procurando que quede como una tortita de no más de entre medio y 1 centímetro de grosor, añadiendo algo más de aceite si se considera necesario. Cocinar la tortilla a fuego medio por un lado hasta que esté lo suficientemente sólida como para darle la vuelta con una espátula y hacer lo mismo con el otro lado. Después, doblarla sobre sí misma 1 ó 2 veces y servir con los acompañamientos que se desee.

Nota: lo más habitual es cocinar la tortilla por un sólo lado antes de doblarla sobre sí misma, pero entonces es muy probable que el lado no cocinado se quede crudo, estropeando la tortilla (o por lo menos a mí se me queda crudo). Por eso yo recomiendo cocinar ambos lados.