Empezamos preparando un molde de 20-24 cm es lo perfecto.

Poner en la base un papel de horno para que sea fácil desmoldar.

Vamos con la base de galletas y para ello, trituramos bien las galletas (galletas polvo). Diluimos un poco la mantequilla y hacemos con las galletas una pequeña masa que la esparciremos por el fondo del molde presionándola con una cuchara por toda ella y la metemos 30 minutos al frigorífico (para que se enfurezca un poco).

Por otro lado, limpiamos bien las fresas y las partimos en trozos. Las ponemos al fuego en una cazuela con 50 gr de azúcar y el zumo de medio limón dejamos que hierva durante 5 minutos.

Por otro lado, disolvemos la gelatina en un poco de agua bien fría.

Cuando las fresas ya estén cocinadas, (estén blandas), las trituramos con la batidora y pasamos por un colador fino (esto es por si acaso ha caído alguna pepita del limón), le añadimos la gelatina mezclándola bien y la dejamos enfriar.

En un recipiente, echamos los 400 gr de nata para montar y la batimos bien y le echamos el azúcar restante (100 gr) y continuamos montando (estará bien montada, cuando le deis vuelta al recipiente y no se caiga).

Una vez bien montada, evhamos nuestro mousse de fresas preparado y la damos movimientos envolventes hasta integrarlo todo.

Bien hecho esto, lo vertemos en el molde que teníamos en el frigorífico lo tapamos con papel film y lo volvemos a meter durante toda la noche al frigo nuevamente.

Al día siguiente, cortamos unas rodajas de fresa y las utilizamos para decorar nuestra tarta poniéndolas por encima y para rematar, en un poco de agua, diluimos dos hilas de gelatina y pintamos por encima nuestras fresas de decoración. La metemos 30 minutos al frigo y estará lista para comer.

Tarta deliciosa.