Salsa boloñesa: Sofreír en tres cucharadas de aceite las cebollas cortadas en cuadritos, al ajo cortado finamente y la zanahoria rallada, hasta que esté la cebolla transparente. Agregamos la carne molida, sal, orégano, ají color y pimienta, cocinar por 15 minutos a fuego alto, hasta que la carne esté cocida. Agregar media taza de agua, para integrar los sabores, reducimos un poco y agregamos la salsa de tomate. Cocinar por 5 minutos. Reservar.

En una olla con agua hirviendo y sal, colocar las láminas de lasaña, en mi caso uso la tradicional, es más gruesa y más bonita, mi budinera mide 28x18 cm así que uso 9 láminas solamente (este paquete me sirve para hacer dos preparaciones). Se cocinan por 5 minutos, eliminar el agua y dejar en agua fría, para que no se peguen. Reservar.

Salsa bechamel: en una olla pequeña a fuego moderado bajo colocar 3 cucharadas de mantequilla hasta derretir, agregar la harina e integrar hasta dorar (tiene aroma a tostado) e ir agregando la leche de a poquito (en chorros) e ir mezclando rápidamente, este es el secreto para que no se hagan grumos. Una vez suelte el primer hervor, contar uno a dos minutos, según que tan espesa nos guste la salsa, agregar sal, pimienta y nuez moscada, mezclar. Reservar (si se les forman grumos, se puede colar😉)

Ahora armamos la lasaña. En una budinera colocar una cucharada de la salsa boloñesa (para que no se pegue) luego colocar en este orden: 3 láminas de lasaña, la mitad de la salsa boloñesa, un sobre de queso rallado y un tercio de la salsa bechamel.

Repetir este paso una vez más. Cuando estén en la última capa de láminas de lasaña, colocar el último tercio de salsa bechamel y las 6 rebanadas de queso.