Comenzamos preparando un sirope, con el vino y 80 g de azúcar. Agregamos la botella del vino en un cazo de tamaño mediano con el azúcar, y calentamos al fuego suave. Mezclamos un poco al principio, y después, lo dejamos reducir lentamente, hasta que tengamos solo unos 200 ml de vino. Veremos, que poco a poco, el vino va reduciendo, y tomando una consistencia ligeramente más espesa.

En un bol mediano, batimos las yemas de huevo, con el resto del azúcar, hasta que blanqueen.

En un cazo mediano, ponemos la leche, la canela, y el jengibre en polvo. A fuego medio, llevamos a ebullición, retiramos del fuego, y vertemos esta mezcla, sobre las yemas de huevo, removiendo con unas varillas.

Cocinamos todo junto a fuego suave, removiendo constantemente. No debe hervir. Retiramos del fuego, colamos, y añadimos esta crema, al sirope de vino, mezclamos muy bien, hasta que tengamos una textura bien homogénea.

Batimos la nata a picos suaves.

Seguidamente, incorporamos una parte de la nata batida en picos muy suaves, y mezclamos. Juntamos esta pre-mezcla, con el resto de nata batida, hasta obtener una crema suave.

Tapamos con papel film, en contacto con la crema, y reservamos en el frigorífico, cerca de 2 horas.

Cuando la base del helado esté bien fría, la ponemos en un recipiente de acero inoxidable, o de plástico, y lo guardamos en el congelador unos 2 horas o 1h 30 min.