En un bol separaremos las claras de las yemas. Dejaremos las claras para más tarde y continuaremos con las yemas.

A las yemas vamos a añadirles el azúcar, el aceite y la leche. Lo batiremos todo ya sea a mano o con unas varillas eléctricas.

Pesaremos la harina y le añadiremos la cucharadita de levadura en polvo y la pizca de sal. Si lo estáis haciendo todo con varillas eléctricas, continuad así. Si lo estáis haciendo a mano, tendréis que tamizar la mezcla de la harina con un colador para que no os queden grumos 😉.

Ahora montaremos las claras a punto de nieve! En cuanto las tengamos, podemos añadirlas a la mezcla anterior pero ahora con la ayuda de una espátula (No queremos que se nos baje el merengue). Lo haremos con movimientos envolventes, suaves.

Por último, vamos a añadir el coco rallado. Podéis añadirlo a ojo si queréis, un puñadito está bien. Y sino, pues lo pesáis, como queráis.

Prepararemos los moldes donde queramos hacer las magdalenas y los llenaremos una tercera parte. Dejaremos como el grosor de un dedo hasta el borde del molde. Lo meteremos en la nevera por media hora.

Encender el horno y así durante esta media hora se nos irá calentando. Podéis ponerlo a 180º C 🇪🇸 o 380F🇺🇸, calor abajo solamente. Pasada la media hora sacaremos las magdalenas de la nevera y las espolvorearemos con azúcar. Un buen puñadito para que nos quede esa cresta tan bonita y crujiente!

Dejarlas enfriar y a probarlas!!! (Escuchad el vídeo con sonido, veréis como suenan de esponjosas!!).