Preparamos primero la fruta escarchada. Para ello ponemos al fuego el agua y el azúcar. Cortamos el limón en rodajas y, cuando rompa a hervir, ponemos a cocer el limón

Dejamos cocer el limón y, cuando la pulpa se haya cristalizado, lo secamos en el horno a 50/100 ⁰C. El tiempo depende de la humedad que tenga la fruta. Una vez seca la sacamos del horno para que se temple. No la metáis en la nevera

Preparamos la base. Para ello trituramos los barquillos y las galletas, añadimos la mantequilla fundida y extendemos bien sobre un molde o bien sobre un plato de tartas al que le añadimos el aro de un molde desmontable.

Metemos en la nevera para que se endurezca

Montamos las claras a punto de pico con un pellizco de sal. Este punto es cuando sacamos las varillas de la clara y nos queda un pico colgando de la varilla.

Montamos la nata hasta que esté bien firme. Apartamos un poco para la decoración.

Montamos las yemas en un bol de cristal sobre una olla con agua caliente. Esto hará que la mousse sea mucho más firme.

Fundimos el chocolate y lo mezclamos con las yemas. Nos va a quedar una masa más o menos como la de las galletas.

Mezclamos con movimientos suaves y envolventes las claras y la nata. Siempre se añaden las claras a la nata, porque de lo contrario la mezcla se baja, no se por qué.

Mezclamos lo anterior con las yemas con chocolate. Repito, movimientos suaves y envolventes, de lo contrario nuestra perfecta mousse se convertirá en batido de chocolate

Montamos la mousse sobre la base. Hacemos cinco montoncitos con nata y ponemos cinco guindas. En los espacios ponemos la fruta escarchada y metemos en la nevera. Lo ideal es dejarla de un día para otro, pero en unas seis horas estará lista