Pelamos y picamos la cebolla. Reservamos

Derretimos en una sartén honda o cazuela, la mantequilla y añadimos también la cucharada de aceite. Pochamos la cebolla dentro hasta transparentar. Añadimos a continuación la harina y la cocinamos moviendo sin parar para que no deje sabor a crudo.

Vamos regando a poquitos la leche sin dejar de remover con una varilla para evitar que se formen grumos. Seguimos añadiendo hasta que empiece a espesar. Cortamos el queso a cuadros y lo añadimos.

Seguimos removiendo hasta fundir completamente y terminamos de añadir a su vez el resto de la leche (tiene que quedar una bechamel semiespesa que se nos despegue de las paredes de la cazuela)

Bajamos el fuego mientras va espesando y mientras picamos las nueces y las volcamos en la masa. Salamos, añadimos la nuez moscada (opcional) y sazonamos a gusto. Mezclamos, apagamos y metemos la bechamel en una o dos mangas pasteleras (según el tamaño que tengan)

Cerramos por arriba con una pinza o brida y refrigeramos en la nevera mínimo de 4 a 6 horas (yo las dejo de un día para otro)

Pasado el tiempo de reposo, las boleamos con la forma que más nos gusten y las pasamos por pan, huevo batido y de nuevo por pan rallado. Repetimos la operación una segunda vez hasta terminar toda la masa.

Acompañarlas con mermelada (opcional) y decorar a gusto