En primer lugar, ponemos agua a hervir con la cucharilla de sal.

Cuando haya hervido.

Cogemos los garbanzos, y los enjuagamos un par de veces, y los escurrimos.

Y los echamos a cocer en el agua hirviendo.

Cuando comience a hervir de nuevo. Empezaran a soltar espumas y con la ayuda de una cuchara, desespumamos.

Toda esta espuma, son las impurezas de los garbanzos y de la sal, y nos restan en sabor, por eso es mejor retirarla.

Una vez retirada.

Tapamos la olla, y dejamos cocer sesenta minutos a fuego medio.

Mientras tanto, ponemos una sartén solida en el fugo, y cuando este caliente.

Añadimos el sésamo, y con la ayuda de una brocha, tostamos el sésamo ligeramente, pero sin quemarlo, solo un minuto a fuego lento. También lo podemos hacer en el horno, pero prefiero hacerlo en el fuego, porque lo podemos controlar mejor. El sésamo tostado, nos va a dar un sabor de ahumado, mejor que la clásica tahine. Esto es para hacer el tahini.

Una vez tostado, retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Tapamos con un paño y dejamos que se enfrié un poco.

En un vaso de la batidora, ponemos el sesamo tostado, 1/2 vaso de agua y un chorrito de limón, y batimos hasta que nos quede una crema fina como en la foto.

En un vaso de una batidora. ponemos los garbanzos cocidos junto con una taza de su propio caldo de cocción, y batimos bien hasta que quede una crema suave. A continuación le ponemos una de las tres cucharadas de tahini que habíamos preparado, y lo batimos de nuevo.

En un mortero, ponemos el diente de ajo, el perejil, sal y las dos cucharas de tahini restantes.

Le exprimimos el limón.

Machacamos ligeramente y mezclamos.

Y se lo añadimos a los garbanzos, junto con un chorrito de virgen extra y volvemos a batir un par de minutos.

Pasado el par de minutos, probamos por si le falta sal, y si es así, rectificamos y listo.

Servimos con un poco de chile molido, perejil fresco y un chorrito de virgen extra. Si es posible, acompañamos con pan de pita, o de semolilla como es el caso y listo.