Lo primero es preparar el adobo de las costillas. Hay que dejarlas un mínimo de 2 horas, aunque yo las dejo toda la noche y quedan más jugosas y se hacen antes.

En un bol preparamos el zumo de las naranjas, la miel y la mostaza.
Salpimentamos las costillas y las ponemos en una fuente o bandeja. La embadurnamos con aceite de oliva y el adobo. Se remueven hasta que tienen por todas partes y las dejamos reposar (en el frigo).

Precalentamos el horno a 130 grados.
Pasamos las costillas a la fuente de horno, las metemos y las dejamos cocer lentamente.
Tardará sobre un par de horas, depende del horno, de las costillas y del tiempo que hayan estado en adobo. Podemos ir pinchando con un tenedor para ir comprobando.

Cuando estén tiernas subimos el horno a 200 grados para que se doren.
Y listas para comer. Yo las acompañe de patatas cocidas.