Cuando estas galletas salen del horno dejan el olor más delicioso por toda la casa😍 La combinación de la calabaza y la canela es perfecta, y además son súuuuper blanditas. Yo utilizo mi "Mezcla de especias para repostería" en vez de solo canela, porque creo que les da un toque más especial. Pero solo con canela estarán buenísimas también. Id invitando amigos a merendar porque salen un montón!😋 Espero que os gusten!

#1receta1árbol #onerecipeonetree#Mirecetario🍁🍪🍂

En mi casa intentamos comer sano y a mi me encanta probar recetas nuevas. Esta nos gustó mucho a mayores y niños.Fuente: www.nutritionok.com

Preparamos estas ricas galletas de calabaza, saludables, saciantes e ideales para desayunar o merendar. Con estas cantidades, dependiendo del tamaño que hagamos, salen unas 15 galletas. El tiempo de elaboración con el horneado es de unos 45 minutos. Empezamos.

Calabaza en galletas y saludables. ¿Os he dicho ya que el otoño es mi estación favorita? Qué alegría poder disfrutar de este tipo de recetas con un café bien calentito.

La receta de hoy realmente os va a sorprender, ya os dije que había estado experimentando con la calabaza y la verdad es que no esperaba conseguir unas galletas tan ricas como éstas.Son como pequeños bizcochitos, crujientes por fuera y blanditos por dentro y además son muy fáciles de hacer.No os preocupéis demasiado si no os gusta la calabaza porque os puedo asegurar que no saben nada a ella,cuando las dí a probar primero las ofrecía y luego preguntaba si adivinaban de qué estaban hechas y nadie consiguió averiguar "el ingrediente secreto" pero todo el mundo me pidió la receta... Así que ya sabéis fuera prejuicios y a cocinar!!!

Esta mañana he regresado antes a casa. El hecho de que nuestro Sol luciera radiante desde primera hora del día —cosa que no sucedía desde hace más de un mes— lleno de irresponsabilidad todo mi ser y decidí que bien podía dar la semana por terminada.Como siempre, después de comprobar cómo mis canhijos mantienen en alza el mantra de Dorothy —“en casa, como en ningún sitio”— y ver cómo se estiraban en el sofá y me saludaban moviendo el rabito, fui a ver cómo llevaba la mañana mi lora que me lanzó al aire un beso, con cierto aire somnoliento. La siguiente parada era cambiarme de ropa con la intención de bajar al jardín y arreglar aunque fueran unas jardineras —ya que aunque actualmente parece más una jungla, aún mantiene ciertos tesoros escondidos que merecen la pena visitar— pero en el pasillo, estaba trabajando afanosamente la Roomba, que nada más percibirme, y tras uno de esos pitidos (que siempre son señal de que algo no va del todo bien), me saludó con un: “Si no lo hago yo no lo hace nadie. Un día de estos nos come la mierda”. En ese momento, decidí que, en realidad, no pintaba nada en casa, y que para un día que se asomaba sol, bien podía seguir con el mundo por montera y seguir con mi simple plan de disfrutar de él.