Soy de empresariales. De ESADE de Barcelona, politico de profesion y empresario por necesidad, porque soy de los que piensa que la politica bien llevada no da para tanto, aunque se piense lo contrario
Recetas (4)
- Para mi este es un plato de sábado, que es cuando vengo del mercado con la compra y llevo cigalitas pequeñas si están muy frescas y están a precio. Entonces ese día comemos "Cigalitas con fideos". Pero cuando llega un fin de mes y la economía flaquea o bien las cigalias se han ido a volar y están por las nubes, entonces hago "Fideos con cigalitas".Creo que es una de las exquisiteces que uno se puede permitir de vez en cuando y vuestros invitados se quedarán sorprendidos del plato.Os aseguro que las Cigalitas con fideos no tiene absolutamente nada que envidiarle a ningún otro plato de mar y pasta, sea a uno de mis platos preferidos, que es la fideguá o a unos gazpachos de mero.
- No me gustan las “esencias” para la pastelería casera. A la única que recurro es al agua de azar si no me queda más remedio. Por eso un día que me quedé sin almendras y había prometido llevar una coca de almendras usé el amareto.Bendita falta y gran descubrimiento.Desde entonces uso amareto, porque además para los más peques el alcohol se evapora y sólo quedará el azúcar y la almendra amarga, que a los pocos minutos de horno notaremos llegar delicadamente a nuestra pituitaria.No tenedle miedo al olor o al sabor de las almendras amargas, ni el cianuro sería cianuro si ellas ni el turrón blando de Jijona estaría tan bueno sin una proporción adecuada de su amargor. No me extraña que la coca de amareto o “amarecoca”, como la he bautizado, esté tan exquisita y tenga tanto éxito.O quizás sea por lo que dice Gabo en su maravillosa novela, El amor en los tiempos del cólera, a través de los pensamientos del Dr. Juvenal Urbino: **“Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”**. ¿Quién no ha tenido uno?. Pues aquí está la receta
- Esta receta está dedicada a la Tia Manuela, tía abuela de mi abuelo, matriarca de la Vega Baja del Segura, donde desde la pedanía de las Heredades de Almoradí, servía de norte a toda una gran familia.En los veranos que pasaba por allí, cuando el río Segura tenía tanta agua que si te caías ibas a parar al mar, la Tia manuela siempre me hacía, para los dos solos este condumio que con buenos ingredientes y frescos, como los que recogía yo del bancal y ella cortaba del techo de su "casica", sabía a gloria. Va por ella y su recuerdo
- El la posguerra española no se decía Caperucita Roja, si no Caperucita Encarnada. Así esta receta era más conocida como Monjitas Colorás, porque no se le podía llamar Monjitas Rojas.Son monjitas porque se hacen con habichuelas blancas como las "mongetes" catalanas y son colorás por el color rojo que aporta el pimentón. Se la oí por primera vez a un compañero de la "mili" que servía en la Armada en Cartagena aunque provenía de las Alpujarras "granainas".De los doce meses, más de las mitad se pasaba en solitario, pastoreando cabras y ovejas sin ver a nadie y entre los intervalos se aprovisionaba de cosas no perecederas para poder hacerlas en la montaña. Ahí os dejo la receta "tuneada" para que la disfrutéis.