En mi familia, la cocina siempre fue un acto de amor. Sobraban las tardes de mates acompañadas con algo rico, o los almuerzos familiares en donde alguien destacaba con un plato a rebosar de sabor y cariño. Crecí con esta idea, por eso cocino... para demostrarle al mundo que la cocina no tiene por qué ser complicada ni obligada, sino un acto de amor a uno mismo y al prójimo ❤.