Primero cernimos y mezclamos la harina con la maicena, el polvo de hornear y el bicarbonato.

Luego llevamos la manteca a punto pomada. El punto pomada es la consistencia intermedia entre líquido y sólido, se puede lograr calentando y batiendo un poco la manteca durante unos minutos. Nos debe quedar bien como una pomada.
En otro Bol mezclamos el azúcar con la manteca, luego agregamos las yemas y la vainilla.

Cuando estos ingredientes estén bien incorporados, de a poco vamos agregando los ingredientes secos que ya teníamos preparados. Seguramente nos falte un poco de humedad en la masa, si es así lo que hacemos es ir incorporando de a poco las claras que nos quedaron.
Nos debe quedar una masa muy suave.

Luego estiramos la masa con palo de amasar, vamos a hacerlo de unos 0, 7cm de espesor aproximadamente, cortamos del tamaño que se prefiera y llevamos al horno (precalentado a 180º C).

Es importante que no se doren, porque de lo contrario nos van a quedar secos. Cuando estén prontos los sacamos con la ayuda de una espátula. No hay que dejar que se enfríen en la placa. Cuando ya están fríos los rellenamos y les pintamos los bordes con dulce de leche para que al pasarlos por el coco les quede más cantidad pegado.

Listo ¡! A disfrutarlos ¡!

Un secreto es que los alfajores de maicena quedan mucho más ricos si los dejamos reposar de un día para otro.