Lavamos las hojas de espinaca para blanquearlas a "mí estilo"(soy un poco ansiosa y tenía a mano la pava eléctrica herví el agua ahí) las vamos poniendo en la olla, les echamos el agua encima, bajamos un poco las hojas para que todas se mojen, esperamos dos a tres minutos y las pasamos a un colador con cubitos, (yo tengo de los que descongelan y congelan, obvio se pueden usar los clásicos de agua) abrimos la canilla de agua fría y la dejamos correr sobre nuestra espinaca, hasta que esté fría.

Llenamos la olla que usamos en un principio con agua fría y pasamos nuestra espinaca con cubitos allí, dejamos unos minutos para que termine de enfriarse y cortar su "blanqueo", las pasamos al colador y las escurrimos bien.

Cortamos en cubos la cebolla y la espinaca escurrida y cortada también a groso modo, le agregamos un chorro de aceite de oliva para que emulsione y se nos trave lo menos posible nuestra procesadora.

Ponemos nuestras verduras en un bowl, le agregamos sal, pimienta y núez mozcada, queso rallado y un huevo. Mezclamos bien hasta integrar todo.

Agregamos la harina y volvemos a mezclar, nos tiene que quedar una mezcla durita.

Aceitamos nuestra placa o lo que tengamos para hornear los bocadillos y los vamos armando. Ponemos una cucharada de la mezcla, cortamos un trocito de queso que, "pinchamos" ahí y lo cubrimos con otra cucharada de mezcla, presionamos apenas los bordes para que no se nos escape el queso.

Ya preparados para el horno, les echamos un chorro de aceite de maíz por encima y los llevamos a horno medio hasta que estén dorados abajo(yo también les dí un golpe de horno por arriba, ya sea en la puerta de abajo del horno o si tenemos en una rejilla superior).

Listos para comer! Yo los acompañé, en este caso, con unos filet de merluza a la romana.