Prepare los ingredientes: pique el tofu en cuadritos pequeños, lave y corte la lechuga en tiritas finitas, corte las habichuelas en trositos (cada habichuela debe de picarse en tres pedazos mas o menos), pique el cebollino finito a lo horizontal, y ralle las zanahorias con un rallador de queso.

En un sartén, mezcle mitad de la salsa de soya, mitad del jugo de limon, mitad de la salsa sriracha, mitad del jengibre, mitad del ajo, y mitad de la mantequilla de maní.

Caliéntelo a fuego medio hasta que se disuelva la mantequilla de maní y cree una salsa. Prueba la mescla y balancee los sabores al gusto.

Suba la candela a lo alto y añade las habichuelas. Agregue una pisca de aceite de oliva para que se frían bien. Cocine hasta que las habichuelas cojan un color verde brillante y agradable (¡no demasiado!) y ponlo al lado.

Repita el paso 2 con lo que sobra de los ingredientes.

Suba la candela de nuevo, y aquí echamos el tofu. Cocine 2-3 minutos, hasta que se vea que el tofu absorbió la salsa y esté suave. Si lo deja mucho tiempo, no va a quedar salsa.

Prepare su estación para hacer los rollitos. Llene un sartén amplio de agua y ponlo a poco fuego, que el agua sólo se mantenga caliente. Prepare también un plato grande donde quepa un papel de arroz.

Con cuidado, baje el papel de arroz al agua caliente sin que se doble, y sáquelo enseguida de se ponga suave. Si se le enreda, páselo por agua caliente en el lavamano hasta que se arregle. Esto toma un poco de práctica, tenga paciencia!

Cuando tenga el papel abierto en el plato, póngale en el medio un poco de cada ingrediente, asegurándose de que caiga la salsa del tofu. El orden más fácil para mi fue: tofu, habichuelas, zanahorias, lechuga, cebollino.

Doble la parte de la hoja más cerca a ti por arriba de los ingredientes del centro hasta taparlos.

Doble los lados para dento.

Aguantando los lados, doble para arriba hasta formar el rollito. Puede aquí apretar el centro un poco antes de doblar para hacer un rollito más compacto.

¡Están listos! Se pueden servir así o picarlos a la mitad para ser más fácil de aguantar. Si los va a guardar, ponga un papel de toalla mojado abajo de ellos para que la hoja de arroz no se seque.